Saudade III


Volutas Incoloras



Aún puedo contar las veces que vibraron los vientos al recibir tu palabra, dichos que no encontraban un color dentro de mis reflexiones, te entregue mi oído y las manecillas del reloj, pero no el trozo que aún esperanzado aguardó tu silencio. Pocas las veces que tus labios derrocharon el sabor de tus emociones, yo me embriagaba de una bebida fantasma al ser invitado a tal festín, invitado no bien recibido. Esclavo de tu olor y tu reflejo me desperté comiendo entre pétalos de la flor más desconocida, imaginando el sabor del amor invisible, las palabras jamás dichas y mi respuesta nunca escuchada.



Acabé con los frutos y se consumió mi tiempo, mis labios solo mordieron el viento de lo nunca dicho, tu alma guarda tu secreto y mis pedazos fragmentan mi sentir, ahora he dejado de ser el glotón de amores y he comenzado a recoger mis piezas, te observo desde una perspectiva quebrada y mi cuerpo índigo sopla hacia la eternidad tus volutas incoloras, secreto encerrado en tu sonrisa de lapsos, tus besos calculadores y la magistral forma de guardar tus colores. Seguiré dibujándote en palabras claras y obscuras, así tu recuerdo vivirá en el cuadro de mis amores.

Comentarios

  1. Hemos perdido aún este crepúsculo. Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas mientras la noche azul caía sobre el mundo. He visto desde mi ventana la fiesta del poniente en los cerros lejanos. A veces como una moneda se encendía un pedazo de sol entre mis manos. Yo te recordaba con el alma apretada de esa tristeza que tú me conoces.
    Entonces, dónde estabas?
    Entre qué gentes?
    Diciendo qué palabras?
    Siempre, siempre te alejas en las tardes
    hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas.

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