VIDA DE CAREY

LA TORTUGA
Es el momento indicado para hablar de mí, a veces me presento con el antifaz de la serenidad, aquél que busca hacer sentir desapercibido el sonido de mis lamentos secretos, es el lugar apropiado para sentarme a escribir una melodía que intente sacudir esas frases y caras que aún no salen de mi cabeza, tomar una copa de vino y tal vez más para olvidar la saliva que aún guardo aquellas veces que mis ojos te ven al pie de mi cama, ha llegado la hora de ver al reloj y contar mi tiempo perdido, las manecillas que han sido mi zumbido de días vacíos y que he visto desgastarse al verme sentado esperando mi oportunidad de levantarme con el rostro de antes. El dolor ha sido desahogado en mi voz vibrante, los dedos cansados de letras, las yemas marcadas con tonos de dolor, los ojos hartos de sueños crueles, mis labios cortantes de palabras a medio soplo y los oídos reventados por los sonidos del silencio desquiciante de las madrugadas eternas, mi corazón parte bien, esta vez solo sirve para latir y mantenerme esperando mi turno, mi mente es la que yace quebrada en la sombra de mis recuerdos, es vivir escondido y temeroso de los viejos fracasos lo que me mantiene en la penumbra arrumbado en esa esquina de mi cuarto, jugando al poeta, matándome la cabeza para escribir mi triste reflejo, jugando al músico, sangrándome los dedos para distraer mis sentimientos, jugando al adicto, cómplice de mi mente para saber que hay formas más exquisitas de mirar, jugando al iluso, el que duerme con una melodía y despierta con el afán de encontrar respuestas a su hobbie, su vicio, su escape, sus sueños.



Me veo tranquilo ante las situaciones, creo haber pasado los momentos más amargos y al final me doy cuenta de haber obtenido lo que había pedido, tiempo, reflexión, soledad, talento, aventura, misterio y cambios. Ahora, no tengo por qué hundirme en el charco del pasado, seguiré siendo el poeta que sangra y canta en un viaje agradable y suave, donde despegue y aterrice en mi lecho cómodo e iluso.



La tortuga es siempre un animal solitario, símbolo de la calma que aparenta ser sólo carne en un caparazón, pero hay más allá dentro de esa fortaleza de carey que pocos han observado, no solo se esconde un tierno corazón, hay un mundo, una vida, una historia, un amigo, un amor tímido, una mente quebrada, lágrimas encerradas, hay algo que se cuenta en letras.


Sólo abre tu mano y déjame andar.

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