Fragmentos de mi memoria

Escarbando en mi cabeza, conecté las neuronas y encontré un desastre, lleno de papeles, dichos, sentimientos, visiones, alucinaciones  e información. Ahí, estabas escondida tras el archivero principal, tan intacto como siempre, tan limpio y cuidado, casi como mármol, decifré las siguientes palabras...

Alguna Noche, algún día, de algún año, de algún mes de algún Universo....

[...] "  Mi voz trató de encontrarla aquella tarde, pasear mis ojos sobre su visión y que notara mi semblante perplejo ante su inesperada presencia, en un momento su mirada tocó mi rostro y la esquivó, sucedió tres veces y en su entorno empezaba a crear cierto interés por el ente sentado frente a ella, cuando la hora de trabajar en equipo llegó, me apure a tomar lugar a su lado y sugerirle ser mi compañera, desprendió una sonrisa y aceptó sin dudar, sin decir palabra alguna. Las sonrisas no faltaron y logré soltar varias risas que provocaban un ambiente de amistad memorable, pronto la sesión acabo y vendría la reunión general para poder dar inicio, yo como buen casanova me adelanté a su lado y le pedí se sentara conmigo para poder conversar, su manera de verme y de aceptar mis invitaciones me daban aires de grandeza y la idea de haber puesto el primer pie en la carrera.

Me cautivo su indiferencia con la vida y la manera en que mis palabras eran de fácil acceso a sus respuestas, su tono de voz me intrigó, con una sonrisa dibujada en sus labios confesó que era de tierras cercanas, donde vuela alto el quetzal y dos montes cubren de agua y fuego sus tierras, su cabello castaño en tonos rubios me hablaban de su origen perdido y olvidado, su tez gritaba a los rayos, truenos de sol que habían olvidado los días que tostaron su piel suave, me enternecía observar su mirada apuntando a mis ojos desde abajo como si fuera un rascacielos inalcanzable, sus ojos enmielados de ternura me ocultaban lo duro de vivir en una tierra desconocida, ella fue una flor inesperada sembrada en mi vida de libertinaje.

No podía esperar ha que llegara el sábado, aún con su número en mano y algunas pláticas flojas mis ganas de verla eran más fuertes, mis sábados fueron constantes y mi actitud animal se desvaneció,  quedó fuera de mi alcance, olvide a las malas compañías y me aleje del alcohol que embriagaba mis proyectos futuros, todo lo dí por ella, empezaba a sentir los viejos dolores del amor y mi vida giraba de nuevo alrededor de una mujer que ampliaría mis horizontes.

Mi lucha constante culminó con una hermosa relación y me encontraba de nuevo enamorado, me encontraba en una etapa de esplendor sentimental y de madurez, ella era una inspiración sólida que soportó mis malas pasadas, mis deseos pasionales surgieron y encontraron su desembocadura.

Mi afán por mostrarle mi mundo resultó en beneficio  de ambos y adherí mi ser al suyo como ella al mío, me salvó de la perdición y me mostró un amor profundo, un amor donde sumergir mis acciones y preocupaciones.

Los amores no son eternos y eso lo sabía desde el primer beso en aquél verano de mi infancia, los amores eternos quizá sólo existan en un matrimonio excepcional y las relaciones dan vueltas alrededor de problemas, llegó el momento….


 La vida se derrumbaba y yo no podía hacer nada, el cambio estaba hecho, siempre es intrigante cuando es que el amor comienza y cuando es que el amor acaba, esa pequeña libélula me llevo en alas a un mundo diferente, me enseñó carencias y realidades que jamás notaría, la tortuga que vive dentro de mi llevaría paso lento y seguro, caminaría observando las pequeñas piedras que bloquean el paso y aunque avance despacio llegaría a mi destino. Las lágrimas de aquél amor correrían constantemente por mis mejillas y zumbarían en mis oídos las melodías compartidas, escucharía al fondo de la obscuridad “Comptine D’ Un Autre Étré  de Yann Tiersen”, por largos periodos de noches alucinantes, una vez más me encontraba sólo en mi habitación reflexionando sobre mi vida pasada y soñando con los aromas suaves de los amores futuros".

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