DEL VIENTO A MIS LABIOS

OÍDOS 1






EL INCRÉDULO



Interesante era el paso de las montañas a través de mis ojos, el cristal reflejaba mi perfil obligándome a ser testigo que me alejaba del sueño, mi cuerpo transportado y mi mente inmóvil dibujándote aún pensando si habrás notado mi ausencia, la mejilla se estira y el secreto plasma una sonrisa que marca tu nombre, nombre que solo a mis oídos han penetrado, nunca alguien lo había escuchado con tanto deseo de quedarse ahí, reflejándose en el perfil de mi rostro.



Por momentos olvido que pienso con los ojos abiertos, no hago conciencia que cuando más te pienso las imágenes siguen delante de mi, pero cerrar los ojos no hace que te imagine mejor, por que pienso con el corazón y te dibujo en mi mente, si cerrara los ojos no podría verte, pero ahí estas invitándome a tomar tu mano, te distingo descalza anunciando tu humildad y la falta de formalidades, no eres una diosa de tierras de oro, eres la aldeana de noble espíritu que siembras los frutos más jugosos para el hombre sin fé.



Mi perfil sigue ahí, con un fondo verde maravilloso que se vuelve mi cómplice, mensajero único que sirve de lienzo a mis más grandes deseos de hablar de ti. Bien, ahora te veo con tu mano fundida en la mía, escondida entre tus muslos hechos para ahogarme, encerrarme en lo más dulce de tu cuerpo, tus piernas que me envuelven en piel suave e intocable. He visto tu cuerpo seducirme en tan solo unas horas y la música golpea mi rostro para pronunciar mi turno, jamás había sido tan hábil al seguir una pieza, la razón era que no estaba bailando, jugaba con tu amor y el mío, escenificábamos el romance creado y proyectábamos el siguiente paso, coquetearte a mi ritmo fue lo que te hizo feliz, tal vez jamás habías bailando al ritmo del amor.



Mis labios siguen secos de aquél beso que detuvo el tiempo y me hizo tuyo el resto de la noche, creo haber probado tu veneno, aquél que esclaviza y me tiene reflejando mi rostro en el verde eterno repitiendo esta escena una y otra vez, jamás había creído presentarme ante ti con mis labios como recurso de decirte quien soy.



He pensado toda la noche mi despedida e incluso no veo la forma de no estar junto a ti, saber que tu cuerpo cálido descansa queriendo el mío y se transforma solo en un secreto de cama a cama, un juego que ambos sabemos será solo un sueño reprimido de aquella noche de logros. Abrí los ojos y sentía el momento cerca, no quise saber de ti, no quise arruinar el sueño en carne propia, te resumí en algunas palabras, dejé el noventa y nueve por ciento de mi amor reprimido en mi equipaje y coloqué un fragmento sobre la palma de tu mano, como si la noche de farra hubiera sido un cuento para conciliar el sueño reposabas tapada entre sábanas cálida, escenificada como una carta de despedida esperando a ser abierta, espero que hayas escuchado la puerta cerrar y sepas que existí y que ese sonido sirvió para decirte gracias.



Sigo aquí, viendo el verde pasar y sé que entre más montañas y campo recorra, es para darme cuenta que me alejo de ti, el camino recorrido entre mi realidad y la tuya. Ya no soy el mismo de antes, tu nombre, tu historia y tus horas se quedarán dibujadas en mi mente, el verde y mi reflejo serán testigos de tú belleza escondida.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares